Hanami-ko
por María Laura Sánchez
¿Que trama de espadas y flores
habrán urdido la estrategia de esta pena?
El bosque tiembla bajo mis pies:
crujen sus pequeños huesos amarillos,
vuelan sus pájaros embalsamados
dicen adiós a los pinos rojos.
Recuerdo
el último juego de go
que aquí jugué contigo.
Allí estaba
—entre nudos del destino—
la última piedra para arriesgar
susurrando
tan fría como una rosa negra.
Recuerdo y me arrojo
a esa infinitud
de atardeceres en blanco y negro
dormidos sobre el viejo tablero.
Me entrego a tu juego
una vez más
y me siento también una piedra
en un ángulo invisible del camino.
La vida ha pasado
en el camalote que va
como mi sombra a la deriva,
en la misma imagen
de dos manos enredadas entre las cenizas.
Que alguien se apiade:
ya no hay tablero,
piedras blancas y negras
flotan en el estanque.
No siento mi sangre,
tengo el corazón traspasado
por afilados bambúes
y piedras frías
en cada uno de mis vértices.
Que alguien me ayude
me devuelva el tiempo.
¿Dónde estaba yo,
perdida en que otros destinos,
cuando mi mano tembló
como un pájaro moribundo
y nunca jugué la última piedra?