Enrique Lindenbaum
18 de mayo de 2024
Lo primero que hice al llegar a la habitación del hotel fue tratar de jugar al Go. No es que sea fanático o un gran jugador, venía de una cirugía, me cambiaron una válvula cardíaca (la original venía fallada de fábrica y ya era peligrosa) y me desperté con un A.C.V. (a veces sucede). No sabía escribir ni recordaba nombres, hablaba un poco raro y de los primeros meses no recuerdo casi nada.
El cerebro es maravilloso y al mío lo tuve siempre trabajando, por suerte.
Cuando tuve que pagar al salir vino la primera sorpresa, ¿cómo pago? Las letras no me decían nada pero la firma salió al toque, y me fui pa'l hotel. Prendí la compu, ubiqué el icono del KGS e intenté jugar. El bot al que le daba 4 piedras me ganó muy fácilmente mano a mano... pero mi pensamiento fue: “Si entiendo de qué se trata, no todo está perdido. ¡Vamos por la recuperación!"
Al comenzar no jugaba mucho, sólo con bots. Tenía varios juegos diferentes que ayudaron bastante, y el trabajo de la fonoaudióloga, impecable e imprescindible y la rehabilitación física.
Varios ítems interesantes: uno, fue volver a jugar al padel. La sensación era que no podía con las tres dimensiones, al principio percibía una, muy rápido entendí dos direcciones, pero llevó unos 6 meses volver a tener 3 dimensiones en la cabeza… y jugar tan mal como antes. Volver al Go tardó más.
La primer dificultad que recuerdo era elegir una jugada cuando las posibilidades eran varias. En algunos momentos no podía tomar la mejor decisión para mí (aunque fuera equivocada). Era urgente salir de la confusión. La siguiente era no tener un plan. Tenía que tirar algunas piedras en el tablero para tener algo en qué pensar... y en general me pasaba que más tarde me daba cuenta que había dejado pasar buenas oportunidades. Y el estrés... mucho, aunque estuviera jugando solo.
Recuerdo que cuando vivía para el Go (no me digan que no les pasó porque no les creo) uno de los primeros consejos que yo daba era: jugá mucho y no te preocupes por el resultado. Ahora la didáctica mejoró mucho, en los 90's todos los partidos eran en 19x19, un embole...
Y de a poco me voy a acordando... Iwamoto, Escuela del Sol y el subsuelo del bar y Franklin. El mejor amigo en aquella época. Su capacidad de analizar y entender y poder explicar han hecho mucho para el go. Recuerdo una paradoja que descubrimos en aquella época, antes de mejorar tu nivel de juego... baja un poco. Y después sube. Porque las ideas nuevas las están experimentando, pero las viejas ya no te sirven!
La visita de Iwamoto. En aquella época no conocíamos mucho el handicap y jugar en segunda línea estaba mal... Lo aprendí en la partida! y de golpe entendí que la continuidad era muy importante! En realidad cuando vi esa jugada pensé "me cagó" y traté de que no me corte en pedazos...
En la escuela y el bar empecé a dar simultáneas, 5 era posible, una vez di 8 pero perdí algunas. Recuerdo haber ido a la casa de del señor Kado a aprender y llevarlo a Fernando, un niño entonces. Yo no entendía todo, pero Fer sí. Y algunas cosas más, pero no quiero aburrir...
Pero o vivía del Go o me ponía a trabajar, encontré un proyecto en Mar del Plata y me fui alejando. Hice un par de viajes para jugar una copa, pero no me fue muy bien. Después me conecté con la creatividad y los juegos, pero esa es otra historia.
Al principio uno no entiende el go, entonces hay que jugar mucho, tener la mente abierta y disfrutar de los errores. En general aprendés más de las buenas jugadas de tu oponente que de las casualidades propias...
Yo tendía a jugar rápido, naturalmente, simplemente porque si no tenía ninguna idea nueva, para qué perder el tiempo... y así a veces perdía, pero aprendí a reconocer oportunidades...perdidas. Para eso están las revanchas.
Uno de los primeros textos que me prestaron en la Asociación fue un compendio de partidas en japonés de la revista Kido. Como no sabía el idioma sólo seguía el diagrama (no existían las computadoras) y muchas veces no entendía porqué abandonó uno, quien ganó o por cuánto. Sufrí mucho pero me sirvió. Aprendí a estimar territorios, contar, y lo más importante, creo, al ver los diagramas y dónde el juego cambiaba de dirección, entrené mi intuición.
No sé si ahora con las herramientas informáticas la receta sirve. Las computadoras pueden hacer millones de cálculos y determinan el valor de una jugada y pueden agotar algún joseki para sorprender a un amateur distraído (como yo) pero no entienden intenciones, deseos, intuición o miradas de otro humano.
No es el momento para polemizar, pero ¿no han visto partidas en las que las IA ponen un win ratio durante 75% del partido y de golpe en unas pocas jugadas el que estaba ganando pierde? Los humanos perciben algo que las computadoras no entienden... todavía. Por eso es inteligencia artificial.
Desde el punto didáctico creo que seria bueno empezar con un tablero muy pequeño, 3x3, y dejar que los alumnos se den cuenta solos que es una pavada, de esa manera se crean las reglas y se entienden los conceptos.
La idea es de Piaget, no mía. Algo más para discutir...
Queridos amigos, el juego es entrenamiento para la vida, no se lo tomen muy en serio. ¡Disfrútenlo! El Go en realidad, bien jugado, es un juego de equilibrio. Muy pocos entienden esta parte, como muy pocos entienden el amor. La diferencia entre el amor y el juego es que en los juegos, inevitablemente, hay un componente de competencia importante, y el amor… es otra cosa.